mayo 06, 2013

Añil, índigo y glasto

En realidad no quiero enamorar ni a ti ni a nadie,
no quiero ser una infatuación en la vida de alguien,
no aspiro a ser quien provoque un sentimiento ilógico y desmedido.

No está en mis planes conducirte a la locura,
no soy quien te llevará a la irracionalidad,
por mí no perderás el sentido y la cordura.

No seré tu ideal,
no seré tu perfecto,
no seré tu sueño,
no seré tu aspiración,
no seré tu fantasía,
no seré tu verdad,
no seré tu culmen en la vida,
no seré tu armonía.

Quiero que conozcas mis defectos y aprendas a odiarlos.
Quiero que no estés de acuerdo conmigo si tu razón te lleva por otro lado.
Quiero que sigamos en discordia si en el fondo no hay eufonía.

Y no quiero apendejar ni a ti ni a nadie:
yo no significo un correcto, un impecable ni un maravilloso.
Mucho menos insuperable.
Soy la misma antítesis del acabado, sin ser infinito.

Quiero que siendo consciente de la realidad, y a pesar de todo,
aún así me quieras, como yo lo hago cuando te veo.

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